SAFO
A una Mujer Amada
Como los dioses me parece aquella
Que está sentada frente a ti escuchando
Tu risa amable y tu palabra dulce;
Cuando los oigo
Dentro del seno el corazón me late;
La voz no llégame a los labios; siento
Resquebrajárseme la lengua; un tenue
Fuego discurre
Bajo mi carne, con presura extrema;
Quedan mis ojos como en negra noche;
Con violencia mis oídos zumban;
Un sudor frío
Me va inundando; de mi cuerpo todo
Va apoderándose un temblor intenso;
Quedó más verde que la misma hierba,
Creo morirme…
Safo ha pasado a la historia como una mujer de costumbres equivocadas. Hay quienes dicen que fue casada y que tuvo una hija, pero por su mala conducta fue desterrada de Mitilene y fue a dar a Sicilia.
A AFRODITA
Tú que te sientas en tan radiante trono
Bella inmortal, hija de Zeus, en lides
De amor artista; no así turbes mi alma
¡No me atormentes!
Ven amí presto, como hiciste un día
Cuando, escuchando mis fervientes ruegos,
En tu áureo carro los paternos lares abandonaste;
A mí tus bellos gorriones, raudo,
Desde los cielos, a través del aire
Que estremeciera su batir de alas
Te condujeron.
Sonriente, ¡Oh diosa! Tu inmortal presencia,
Me preguntaste qué dolor sufría,
Que me esforzaba en demandar tu apoyo;
Qué inmenso anhelo
Me conmovía el corazón, que ansiaba
Con mi amor loco encadenar. Dijiste:
¡Quien osa, Safo, desdeñarte? Si huye de ti, bien pronto
Vendrá a buscarte, si tus ricos bienes
Rehúsa, el mismo te vendrá a ofrecerlos,
Si no te ama, te amará, aunque entonces tú no le ames”.
Ven hoy de nuevo y de mis hondas penas líbrame en breve. Realiza oh diosa!
Lo que mi pecho con ardor ansía.
¡Sé mi aliada!
Se piensa que Safo murió en el año 625 antes de nuestra era. En uno de sus poemas trató de hallar la definición del amor y dijo que él que sacude su alma como el viento que viene de la montaña azota las encinas”…
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